Cristina Fernández de Kirchner se convirtió en la líder de las encuestas con miras a las elecciones presidenciales del 2011, por lo que tiene allanado el camino a la reelección, revelaron hoy medios locales.
Según tres encuestas publicadas este domingo en los diarios Página 12 y Perfil, la presidenta tiene una intención de voto que oscila entre el 30 y el 44.5 por ciento, mientras que el resto de sus competidores no llega ni siquiera al 20 por ciento.
Las consultoras Ibarómetro, Opinión Pública Servicios y Mercado (OPSM), así como Management & Fit coincidieron en que la mayoría de los ciudadanos consideran a Fernández de Kirchner capaz de garantizar la gobernabilidad y consolidar su modelo de gobierno.
Los sondeos demuestran así el impacto en la opinión pública de la muerte del esposo y antecesor de la presidenta, Néstor Kirchner, ya que hasta el miércoles pasado, día en que falleció por un ataque cardiaco, era el principal precandidato oficialista.
La aceptación a Kirchner fue transferida a su viuda e incluso incrementada por la población, al ser consultada por la posibilidad de que la actual jefa de Estado busque una reelección a la que tiene derecho constitucional.
En caso de tener que disputar el cargo en una segunda vuelta por no obtener el 45 por ciento de los votos en la primera jornada electoral, Fernández de Kirchner derrotaría a quienes se perfilan como sus principales contrincantes.
Así, a un año de los comicios generales, ni el derechista alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri; el vicepresidente opositor Julio Cobos, ni el radical Raúl Alfonsín tienen la intención de votos suficientes como para pensar en ganarle a la presidenta.
Las encuestas confirmaron que la sorpresiva muerte de Kirchner modificó por completo el intenso escenario de precampañas que ya se vivía en Argentina a pesar del largo trecho que aún falta para las elecciones del 31 de octubre de 2011.
Con respecto a la herencia política del ex mandatario, la consultora Ibarómetro destacó que el 58.5 por ciento de sus encuestados lo calificó como el mejor presidente que tuvo Argentina desde que en 1983 terminara la última dictadura militar.
